Si quieres conseguir cáncer de piel…

Ahora que llega el buen tiempo, ¿quién no quiere lucir un bonito bronceado? Y de paso no tener que estar horas al sol.  Desde hace un par de décadas se han puesto de moda los solárium, establecimientos donde se consigue un bronceado artificial gracias a los rayos UVA. Los podemos encontrar en gimnasios y centros de belleza. Este procedimiento tiene sus pros y sus contras. Obviamente, los aspectos favorables ya los sabemos: un bronceado uniforme, sin necesidad de quemaduras (si se sigue bien el procedimiento) y rápido. Ahora sí, también deberíamos estar al tanto de los efectos adversos.

Entre una gran lista de elementos que pueden causar el cáncer, como el humo de los cigarrillos o el alcohol, se encuentran los rayos UVA artificiales. En el año 2009 se incluyó esta forma de bronceado en la lista de factores causantes del cancer, por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC son sus siglas en inglés). En junio del mismo año se reunieron veinte científicos de distintos países para evaluar y constatar los hechos, que elevaron su nivel cancerígeno al Grupo 1. Estos rayos ultravioletas de onda larga aumentan un 75% las posibilidades de que una persona padezca cáncer de piel.

Y no sólo eso, también producen el envejecimiento de la piel, pues biológicamente puede llegar a crear una diferencia de 30 años de edad entre una zona de larga exposición en los años y una que no lo ha estado.

A pesar de el peligro que esto supone para la población, la IARC (http://www.iarc.fr) no tiene poder para poner en marcha medidas preventivas o restrictivas.

Un caso más grave, pero ya no por los efectos de los rayos ultravioleta, sino por la “enfermedad” en sí, es la tanorexia. Consiste en una necesidad obsesiva por el bronceado, que nunca puede llegar a ser el idóneo al creer que se tiene un tono inferior al real. Esta fijación por los baños de sol puede llegar a tener efectos nocivos para la salud mental, por no mencionar los peligros nombrados anteriormente a causa de la exposición a los rayos.

La invención de Georges Méliès

Los hermanos Lumière fueron los inventores del cinematógrafo, pero fue Georges Méliès quién creó la idea de cine como gran espectáculo.

Georges Méliès

Todo comenzó en París, Francia, cuando nació Méliès un 8 de Diciembre de 1861. Desde pequeño tuvo talento para las artes plásticas (pintura y dibujo), pero no pudo estudiar de ello al tener que trabajar con su padre, de oficio zapatero. Al ejercer esta profesión, Méliès se quedó maravillado con las posibilidades que ofrece la mecánica, y al cabo de un tiempo descubrió sus aplicaciones al ilusionismo, arte que más tarde convirtió en su profesión.

Tras años de estudio, abre un teatro y es invitado a la primera proyección pública del cinematógrafo, presentada por los hermanos Lumière, por supuesto. Méliès queda impresionado por la máquina, pero no consigue que los hermanos se la vendan, pues alegaban que no tenía “ningún futuro económico”. Así pues, consigue un aparato similar (aunque inferior) inventado por Robert William Paul. Tener conocimientos de mecánica le permite modificarlo.

Hoy en día son muy conocidos los llamados «efectos especiales» en las películas de cine y en las series, pero en el momento en que Meliés los descubrió pensó que hasta parecía magia. En realidad, el suceso fue fruto de la casualidad, pues ocurrió cuando, al hacer pruebas con su cinematógrafo, se atrancó durante unos momentos la manivela. Cuando reveló el material, donde antes se encontraba un coche con hombres, al instante siguiente aparecía un coche con mujeres. De esta forma fue inventada la técnica «paso de manivela», que le premitió llevar a cabo sus números de magia delante de la gran pantalla.

Entre 1899 y 1912 creó alrededor de 400 películas, en general de tono burlesco y desenfadado. Algunos filmes destacados fueron Cleopatra (1899), Cristo andando sobre las aguas (1899) o Le Voyage dans la Lune – El viaje a la Luna- (1902). Esta última inspiró una película que ahora mismo está en los cines: La invención de Hugo Cabret, que a su vez también me inspiró a mí para documentarme y escribir esta entrada.

Fotograma de Le Voyage dans la Lune